00000
00000
Este proyecto busca resguardar la memoria grabada en los muros de la calle que fue protagonista de las manifestaciones en Santiago durante El Estallido o Despertar Social –Av. Libertador Bernardo O’Higgins, popularmente conocida como La Alameda– exponiendo los casi 2.4 km de extensión como obra en sí misma. El registro corresponde específicamente al día número 36 del Estallido y está conformado por 136 fotografías contiguas que capturan la vereda sur de La Alameda, desde la calle Seminario hasta Nataniel Cox, ubicada frente a la casa de gobierno en Chile: El Palacio de La Moneda.
La invitación por medio de esta plataforma, es a hacer una ‘caminata virtual’ por este recorrido, leer y observar detenidamente el pergamino de fachadas, compuestas por textos sueltos dispuestos en la calle como si fuera un gran lienzo anónimo. Cada observador puede seleccionar libremente e hilvanar su propio tejido discursivo. Del mismo modo, se presenta como una posibilidad para que personas que no estuvieron en Santiago o en Chile durante esta ‘Megacrisis’, puedan experimentar este tránsito continuo por donde muchos ciudadanos gritaron, rayaron, saltaron y marcharon durante las protestas. Además se diseñó un libro digital bilingüe de libre descarga, donde se presenta el proyecto completo en su primera versión (link en el menú principal).
El registro fotográfico de este recorrido permite fijar, cristalizar e inmortalizar el carácter efímero de la calle, siendo un material a disposición de todxs quienes estén interesados en descubrirlo. El valor del registro de archivo -no sólo de esta crisis social- posibilita generar investigaciones, proyectos y múltiples análisis desde variadas disciplinas y campos del saber, sobre todo porque se ofrece en sí mismo como un material de libre acceso globalmente.
La apropiación de la calle y del espacio público ha sido el escenario de las protestas y la mejor expresión de la sociedad en su conjunto. La calle como espacio compartido se ha ido construyendo en un lugar de encuentro, de conversación, de bailes, de barricadas, de trincheras, de comercio, de “multi-todo” al cubo... y también de libro abierto. La fachada callejera como soporte ha conformado las páginas de este ‘libro’ donde las demandas, hitos, personajes, noticias, dichos, códigos, entre otros, se han dibujado en los muros, fijando mensajes casi como memorándum o bitácora de la contingencia que acompaña el tránsito de los ciudadanos día a día. Sin embargo, este pliego continuo de murallas no da abasto, ampliándose orgánicamente hacia paraderos, veredas, rejas, asientos e incluso, el mismo suelo, el cual hoy forma parte de este único material gráfico que refleja el imaginario local del periodo histórico que Chile está experimentando. La creatividad, elocuencia, humor y violencia ha despertado en las personas y es reflejo de todo el malestar cargado por tantos años de constantes vulneraciones a los ciudadanos.
El ejercicio manual y digital que realicé durante cinco meses gracias a los registros del fotógrafo y amigo Daniel Corvillón, me permitió construir este lienzo kilométrico de mensajes que se gritaron y defendieron en las calles y que posteriormente fueron borrados, no solo por el gobierno y su pintura, sino que también por el contexto pandémico del COVID-19. La invitación es a vivir o revivir la experiencia de caminar por las calles de Santiago el día 36 del Estallido Social.
Para terminar, quisiera agradecer a quienes participaron de esta iniciativa completamente autogestionada con personas que se encuentran en Chile y en el extranjero, que surgió con pretensión inicial de contribuir con esta explosión social –y respondiendo a la pregunta– de cómo desde mi ámbito de saber y pasión, puedo colaborar con este Despertar Social que nos toca a todxs. Gracias por ayudarme a concretar este valioso proyecto que busca ser un aporte dentro del ámbito de la gráfica chilena y a nuestra historia como país.
CAROLA URETA MARÍN
El pasado 18 de octubre de 2019, Chile vivió lo que muchos denominaron como El Estallido o Despertar Social; una de las crisis políticas más grandes de su historia, una ‘megacrisis’ como se refiere Gastón Soublette. Fue una explosión de demandas y descontento arrastrado por años de vulneraciones a los derechos de la ciudadanía, detonada por un alza de 30 pesos en el precio del boleto del metro de la capital. La consigna más transversal fue el concepto de “dignidad”, es decir, la lucha por lograr una vida merecedora para todxs, donde los derechos y servicios básicos como salud, educación, vivienda y pensiones estén garantizados para todxs sin distinción alguna. A pocos días de iniciadas las manifestaciones, las promesas de casi treinta años de los gobiernos posteriores a la dictadura militar se vieron fracturadas y esa “normalidad” que los ciudadanos asumían vivir día a día ya no iba a ser aceptada. Ninguna persona, institución, disciplina ni rincón del territorio quedó aislado del debate.
Este proyecto completamente autogestionado, puede ver la luz por la colaboración de variadas personas que quisieron contribuir a la memoria de nuestro país. Primero, agradezco la confianza del fotógrafo Daniel Corvillón, quien creyó inicialmente en el proyecto y juntos diseñamos un método para el día de registro, pudiendo capturar la totalidad de fotografías necesarias que componen el montaje completo. En segundo lugar, agradezco la motivación y profesionalismo de Felipe Sologuren, quien desde su maestría digital programó el sitio web haciendo posible que los diseños elaborados se hicieran realidad y proponiendo muchas soluciones técnicas para hacer posible, incluso, el sueño de los rayos láser. Luego, a Andrés Larraín, quien con su expertiz como fotógrafo me guió en el proceso de montaje de algunos tramos del recorrido, y a María Jesús Villa, quien con su paciencia y ojo milimétrico, colaboró en la diagramación de la doble página de secuencia de fotos. A Paula Pavez, Jude Richardson, James W. Venner, Nicolás Adriasola, Mathias Klenner y María Eugenia Hernández, quienes tradujeron los textos al inglés de manera de poder expandir la comprensión del contenido. A Nicolás Bascuñán y Felipe Morandé por su fundamental aporte a cargo del área de comunicaciones del proyecto tanto en Chile como en el extranjero, y a Daniela Bussenius por contribuir a su visibilización en regiones. A Gustavo Gaptone por darle una primera visualidad a la web y a Franco Bertozzi por su trabajo audiovisual que apoyaron las redes sociales. A Rocío Valdez por sus precisas correcciones de textos con su ojo de águila, y al grafista nacional Vicente Larrea por creer en el proyecto y motivar a otros grandes colaboradores a escribir. A mi hermana del alma Sandra y a Florencia, quienes siempre me ayudan y dan energías para perseverar con mis ideas. A mi querido amigo Marcos Chilet, fiel colega en cuyos consejos y criterios confío profundamente. Finalmente, agradecer a los autores de las notas al pie y colaboradores del prólogo, epílogo y otras secciones del libro digital, quienes me sorprendieron con sus bellísimos textos tan diferentes, únicos y que permiten generar múltiples reflexiones desde esta plataforma común que fue La Alameda al día 36. Gracias por colaborar, dedicar un poco de su tiempo a La Ciudad como Texto.
Día 36 del Estallido Social | Santiago | Chile
#noseborra
#laciudadcomotexto
#chiledesperto